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El Gran Zumbidor

Edson Zampronha (Brasil‐Italia) 

Instrumentos autóctonos: Zumbidor, Berimbau, Pau de chuva, Flautas indígenas de Brasil y Chocalhos.

El Gran Zumbidor es una obra acusmática que explora el potencial gestual y tímbrico de algunos instrumentos musicales brasileños. El instrumento central es el zumbidor, presente en culturas indígenas de Brasil, y que consiste en una lámina de madera atada a una cuerda que el músico gira a gran velocidad sobre su cabeza. Su timbre es transformado y potenciado a través de recursos electroacústicos, y su gestualidad es transferida a los demás instrumentos incluidos en la obra, como son el berimbau, el pau de chuva, flautas indígenas y chocalhos. El potencial tímbrico de estos instrumentos es notable, y la tecnología se funde con estos instrumentos para producir un híbrido sonoro que revela sonoridades insospechadas. El centro poético de la obra es este hibridismo, generando un choque exuberante entre un cierto reconocimiento los instrumentos utilizados y algunas imágenes sonoras irreales para una culminación en un gran final apoteósico.

Aires Lejanos

Mario Verandi (Argentina) 

Instrumentos autóctonos: Bombo Legüero, Arpa Paraguaya, Acordeón del litoral argentino.

 

En la composición de esta obra se utilizaron grabaciones sonoras de tres instrumentos : el bombo legüero, un instrumento de percusión muy utilizado en el folklore del norte argentino; el arpa paraguaya, usada principalmente en la música folklórica del litoral argentino y el acordeón, también usado en el folklore del litoral argentino.

Aires Lejanos explora las transformaciones tímbricas y rítmicas de los sonidos de estos instrumentos al ser procesados con diferentes software en la computadora. Estos tres instrumentos producen el sonido de manera diferente generando mundos sonoros particulares: bombo legüero (cuero y madera), el arpa (cuerdas), y el acordeón (aire o viento). El objetivo de esta composición es el de crear un universo sonoro nuevo, alejado del sonido tradicional de estos instrumentos. Esta obra fue producida con el apoyo del Elektronische Studio de la Technische Universität en Berlín.

Bestiario

Eduardo Solís Marín (México) 

Instrumentos autóctonos: Flauta en do, clarinete bajo, fagot, corneta en sib, barítono, vihuela, bajo quinto, contrabajo y platos suspendidos.

Interpretación grabación y edición Eduardo Solís Marín.

Bestiario: Técnicas instrumentales extendidas, abstracciones, sónicas del entorno de la tierra caliente Michoacana, la cigarra, el grillo, el sonido de los cables eléctricos que se fusiona con los insectos y el canto sórdido de la vihuela en medio del todo.

I. Jaguar

El clarinete bajo y el fagot como sustento contrapuntístico del timbre central de la flauta. La flauta y el ataque de garganta inhalando y exhalando, imitando al jaguar, la vihuela precedida de un contrapunto de canicas el CB pizz.

 

II. Murciélago

Tal vez la parte más abstracta, con la cual pretendo aparte de lo evidente que es lo de murciélago pretendo crear contrastes entre Jaguar y Gallo eléctrico.

 

III. Gallo eléctrico

El canto del gallo por medio del registro grave del clarinete bajo. La base contrapuntística de los fagots evoca el sonido de la bobina de Tesla, la sensación de un amanecer eléctrico, el Barítono protagoniza la parte con la que estos tres elementos tímbricos con la que el gallo esta creado.

En un mar de contradicciones

Ana María Romano Gómez (Colombia) 

Instrumentos autóctonos: Yapurutú y caña de millo.

Los materiales utilizados para la composición de la obra fueron grabaciones de yapurutú y caña de millo, ambos instrumentos pertenecientes a contextos específicos. Subrayo que estos instrumentos fueron las únicas fuentes sonoras, es decir, la obra resulta de procesamientos electrónicos de los mismos.

El yapurutú es un instrumento utilizado por algunas comunidades indígenas del sur y sur-oriente de Colombia. Su utilización es completamente funcional en tanto se da en momentos específicos de carácter ceremonial.

La caña de millo también tiene una procedencia indígena, del caribe colombiano, sin embargo su utilización se arraigó en conjuntos que en un principio surgieron en zonas rurales pero que con el paso del tiempo se extendieron a espacios urbanos; de otra parte, su presencia privilegia ambientes festivos.

Para la elaboración de esta obra tuve como puntos de partida la simultaneidad y la perspectiva como posibilidades para interactuar, relacionar, observar, intervenir y/o contemplar.

A través del análisis formal y espectral de cada material fue posible elaborar las relaciones entre el timbre, la textura y el espacio, componentes sobre los cuales se estructura y desarrolla la obra.

El espectro armónico fue asumido como un corpus maleable que, dada su compleja naturaleza, permite ser abordado como material o como proceso, puede detonar múltiples caminos o puede ser una representación. Es un sustrato y al mismo tiempo una estela. Así como muta permanentemente, también transforma a su alrededor. Ocupa y genera espacio al mismo tiempo.

La funcionalidad también se asume vaporosa, es decir que un mismo material o proceso puede servir para propósitos diferentes: acentuar, revelar, complementar, ocultar, contrastar, transformar.

El silencio, unas veces más explícito que otras, es un elemento que articula y al que se le adjudican cualidades expresivas.

La obra se plantea como un devenir en el que los cambios tímbricos, unas veces sutiles y graduales y, otras, abruptos, son los que guían el comportamiento espacial y estructural.

Susurros del Peyote

Kevin Pineda Gould (México) 

Instrumentos originarios: huéhuetl, silbato negro, silbato de viento, atecocolli.

La sangre que derrama el corazón de un niño sacrificado impregna a la mano que lo sostiene. La atmósfera reverbera con los últimos latidos. El silencio asciende y desvanece, los sonidos ritualísticos se entrelazan. El siguiente hombre que será sacrificado consume peyote. Medita lo que está por suceder mientras el peyote le arrebata su mente, es sujetado al altar sacrificial y su torso destrozado por un cuchillo de obsidiana. La sangre escapa su cuerpo al pulso de los tambores y cantos de silbatos, la pérdida de sangre intensifica el efecto del peyote hasta el final cuando su alma asciende, lejos de esta brutalidad.

La pieza se realizó a partir de material que se grabó directamente de instrumentos prehispánicos (huéhuetl, silbato negro, silbato de viento, atecocolli). Se sometieron todos los sonidos grabados a varios procesos digitales para generar variedad de timbres nuevos y que la pieza se formara sólo a partir de estos instrumentos. El proceso que se usó bastante fue la convolusión, mezclando características tímbricas de unos instrumentos con otros así como también con sonidos de voz, gritos, gong, etc.; de esta manera buscando crear una representación poética de la distorsión de timbres en los sonidos (disaudiometría) causada por los psicotrópicos en la víctima (a ser sacrificada) y a su vez una imagen sónica (así como visual) de un sacrificio ritualístico. Concebida para 8 canales espacializados aquí está la versión estéreo.

Silbadores 4: desterrando símbolos

Jaime Oliver (Perú)

Instrumentos originarios: Vasijas Silbadoras Pre-Colombinas

Silbadores 4 nace de una larga curiosidad por los sonidos prehispánicos de la costa de la región andina. Durante los años 2004 y 2006, realicé grabaciones de vasijas silbadoras precolombinas de la colección del Museo Nacional de Arqueología del Perú, en asociación con el proyecto Waylla Kepa. Es además la cuarta secuela de la obra Silbadores 1 realizada en el año 2001 de forma independiente.

Uno de los aspectos más interesantes de estos instrumentos es que prácticamente no existen registros pictóricos del uso de estos instrumentos. De acuerdo al excelente compositor y musicólogo peruano César Bolaños, estas vasijas no fueron instrumentos musicales en su concepción y práctica. Sin embargo, la variada morfología de los sonidos que estos instrumentos producen es difícilmente igualada por cualquiera de los objetos que sí son considerados instrumentos musicales. Estos sonidos no buscan formar escalas sino objetos sonoros de distintos tipos, y podrían ser el vestigio de una música experimental o por lo menos de un arte sonoro precolombino.

Las vasijas más comunes funcionan conectando dos cámaras o cuerpos mediante un tubo. Una de las cámaras tiene un tubo de salida (generalmente llamado gollete) y la otra un silbato. El silbato es generalmente cubierto con una representación que funge además de cámara acústica. Al llenar estas vasijas con agua y moverlas hacia adelante y hacia atrás, el agua genera presión de aire hacia el silbato y este se activa. Dependiendo del volumen de agua y la capacidad de transferencia de agua entre las vasijas con relación al ingreso de aire, se generan patrones complejos de burbujeo y por ende de activación del silbato. En silbadores 4 uno de los elementos sonoros consiste en la segmentación y re- constitución de estos patrones formando secuencias potencialmente infinitas. En las fotografías podemos ver tres vasijas silbadoras del norte del Perú.

Los patrones producidos por la transferencia de agua y aire entre las vasijas son comúnmente asociados al canto de las aves. Esta percepción se refuerza por el uso común de figuras de ave para cubrir el silbato. La capacidad de estos instrumentos de producir sonidos de carácter mimético lo convierte en una forma de grabadora; como una forma pre-moderna de grabar un fenómeno sonoro en un artefacto. Desde el sonido de las aves y lobos marinos al de los flujos de agua del mar, de ríos o del goteo en una caverna, estas vasijas son capaces de reproducir espacios naturales. Su uso deja entonces un espacio para la especulación en tiempos en que el término música se encuentra en sana y bienvenida crisis.

Con la ocasión del proyecto Autoctofonías, busqué la forma de utilizar estos sonidos en conexión con las formas encontradas en los diseños visuales de ceramios de la zona de Ullujalla en Ica, Perú. Un lugar en el desierto que he visitado múltiples veces. Inicialmente intenté buscar formas que pudiera usar como curvas de control de parámetros de síntesis y transformación sonora. Sin embargo, me di cuenta que estos dibujos eran predominantemente geométricos y que en lugar de sugerir curvas de control sugerían ondas sonoras puras. Es posible encontrar en ellas ondas sinusoidales, cuadradas, diente de sierra y triangulares. En las imágenes debajo es posible ver variaciones de ondas triangulares.

De esta manera llegué a un experimento que considero vital explorar y que empieza un nuevo ciclo en mi música: la combinación de formas geométricas duras como las ondas triangulares en contraposición con sonidos más fluidos e impredecibles como el del agua o flujos naturales en general.

La música precolombina suele ser asociada con formas puras, ancestrales, de una conexión con la tierra y la naturaleza. La tierra o barro es precisamente el material del que están hechos estos instrumentos. Sin embargo, la gráfica precolombina sugiere formas de onda puras y ordenamientos precisos.

En silbadores 4, encontramos esta misma contraposición de ideas, por el lado geométrico podemos encontrar ondas triangulares y generadores de ritmos con patrones de precisión maquínica, y por el otro los flujos y patrones naturales del agua y del aire, extendidos a veces por alteraciones de la computadora.

Los Brujos

Renato Maselli (Guatemala) 

Instrumentos autóctonos: flauta soble y pito doble.

Composición e interpretación de Instrumentos: Renato Maselli

Artesano creador de Instrumentos: Carlos Chaclán

Esta obra está inspirada en una interpretación libre de un pasaje del libro Mulata de Tal de Miguel Angel Asturias. Los esposos Nininoj y Yumí recorren un laberinto de cerros para llegar a Tierra Paulita con la intención de volverse brujos. Ella bruja curandera y él brujo zahorí. Nininoj guarda rencor porque siendo joven su esposo la vendió a Tazol (demonio del maíz) a cambio de riquezas. Al convertirse en una bruja poderosa transforma a Yumí en enano, gigante, animal o brujo. La pieza utiliza dos instrumentos de origen precolombino una flauta doble y un pito doble. Ambos generan frases cortas que se utilizan para generar un diálogo vacilante e intermitente entre ambos esposos, que pasan por distintas transformaciones y peligros entre personajes mitológicos y legendarios en las tierras del poderoso demonio Cashtoc.

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