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A sus sesenta años Antonio Russek es un referente importante en los orígenes de la música experimental y electroacústica en México y sigue siendo un creador incansable así como un maestro importante de las nuevas generaciones. Originario de la Comarca Lagunera de Coahuila, Antonio llegó a la Ciudad de México a mediados de los años setenta y pronto creó el Centro Independiente de Investigación Musical y Multimedia (CIIMM), donde se ha dedicado a componer música electroacústica y a realizar instalaciones sonoro-visuales. La primera de ellas se presentó en la exposición Incidentes en la Galería José María Velasco en 1980. En 1981 estrena su obra “Introspecciones” para electrónica en vivo a doce canales, en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, comisionada para el 3° Foro Internacional de Música Nueva. En 1982 junto con Vicente Rojo Cama, con quien formaría una amistad de vida, realizó varias actividades ligadas al arte sonoro como la programación de conciertos multimedia1, esculturas e instalaciones sonoras2 y la curaduría de algunos eventos relacionados con la interdisciplina. El trabajo de Russek, no obstante, no se limita a la música electroacústica y al arte sonoro, este prolífico creador ha trabajado para el teatro y la danza y ha colaborado con importantes artistas plásticos mexicanos. Yo aseguraría que su música se encuentra claramente entre lo visual y lo sonoro.

Antonio es un compositor cuyo quehacer se acerca al de un escultor sonoro virtual que esculpe y da forma en un espacio sónico. Sus timbres surgen de dos polos, el de la música electrónica ruda y pura, y el del estudio afanado y atento del objeto sonoro Schaefferiano. Russek maneja el color y las texturas sónicas como un diestro pintor, abarcando todo el espectro de frecuencias y ruidos posibles. Su música, de carácter pictórico, no es bidimensional sino que parece moverse en el aire. Igual que el pintor Kupka —quien, a principios del siglo XX, le dio una dimensión musical a la obra pictórica— la música de Russek se desarrolla en el tiempo y el espacio. Sí, espacio y tiempo son dos conceptos que juegan un papel importante en las composiciones electroacústicas de Russek; son el cielo y horizonte en donde las texturas sónicas se acercan a las formas orgánicas de la naturaleza, y en donde las múltiples frecuencias nos recuerdan al maestro paisajista Turner, genio del claroscuro.

No podemos dejar de lado el trabajo escultórico de Antonio, pues a pesar de no haberse dedicado a la creación de esculturas cinética-sonoras (como las de Tinguely, por ejemplo), en algunas de sus obras existen sonidos que bien podrían surgir de máquinas imaginarias, como en su obra Viento Solar (2006) o, más recientemente, en Caja Negra (2011), una composición que surge de un instrumento escultórico que él mismo creó.

Es imposible describir todos los aspectos del trabajo creativo de Antonio Russek, no hay aquí espacio suficiente para hablar de sus acciones sonoras, ni de sus improvisaciones o de su interesante trabajo sinestésico multimedia. Por lo pronto, celebremos la aparición de esta magnífica edición de sus obras, que, estoy seguro, hablará a través de sus propios sonidos. Del mismo modo que los objetos metafísicos del chileno Mata han plasmado increíbles paisajes imaginarios en un lienzo, Russek ha logrado plasmar también sus asombrosos sonidos en bandas sonoras3 para ofrecérnoslos. Alistemos pues nuestros oídos para volver a recrearlos. Gracias por tu música, Toñito.

 

1 Multimedia y Tecnología en el Arte fue un espectáculo con obras interdisciplinarias de Antonio Russek y Vicente Rojo que se llevó a cabo en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología e Historia en el Distrito Federal en 1982.

2 Una de las instalaciones fue parte de la exposición La calle. ¿A dónde llega?, una experiencia sociológica y artística dirigida por Hervé Fischer con una serie de instalaciones e improvisación musical de Antonio Russek y Vicente Rojo, que se llevó a cabo en el Museo de Arte Moderno (CIUDAD) en 1983. La única colaboración de esta exposición que sobrevivió fue la escultura sonora Mírame y no me toques.

3 Primero análogas en cinta magnética y ahora digitales.

Manuel Rocha Iturbide

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